Mariana Canotilho es profesora de Derecho Constitucional y Jueza del Tribunal Constitucional Portugués. Graduada en Derecho por la Universidad de Coimbra (Portugal) y Doctora en Derecho Constitucional Europeo por la Universidad de Granada (España), fue Letrada del Tribunal Constitucional. Sus líneas de investigación giran en torno a los derechos sociales, (des)igualdad, constitucionalismo normativo y constitucionalismo transformador.


1. Siendo una mujer tan joven, Ud. ha llegado a ser Magistrada de la Corte Constitucional de Portugal, además de tener una exitosa carrera académica. ¿Qué dificultades ha encontrado y qué consejos daría a las mujeres que la ven como modelo a seguir?

MC: Nacida de una revolución democrática que apartó del poder a muchos juristas de generaciones mayores, que habían apoyado a la dictadura, la Corte Constitucional portuguesa siempre ha tenido un conjunto diverso de miembros, jóvenes y menos jóvenes, con diferentes antecedentes profesionales, experiencias y visiones del mundo. No soy la mujer más joven elegida para desempeñar estas funciones y debo decir que mis colegas y predecesoras que las desempeñaron en etapas iniciales de sus carreras son ejemplos de competencia, que desmienten cualquier argumento sobre la incapacidad de los más jóvenes para ocupar este u otros lugares de responsabilidad.

Quisiera elogiar el pluralismo de la jurisdicción constitucional portuguesa y señalar su importancia; la Constitución es de todos, y es fundamental que su lectura, hecha por el intérprete, por excelencia el Tribunal Constitucional, refleje esto mismo: el pluralismo democrático. Es importante que toda la ciudadanía pueda sentirse, de alguna manera, representada por sus jueces constitucionales, que las distintas voces disidentes en el espacio democrático se escuchen en las deliberaciones, y esto implica velar por la diversidad de los jueces constitucionales, asegurando que la Corte tenga miembros hombres y mujeres, mayores y más jóvenes, intelectualmente honestos, capaces de aportar lo mejor de sí mismos al proceso deliberativo que implican las decisiones de constitucionalidad.

En cuanto a los consejos, siempre es algo que me parece difícil, cuando los caminos de las personas son tan diferentes. Es cierto que llegué a un lugar de responsabilidad cuando aún soy joven, y como mujer y madre, con todas las dificultades de conciliar la vida privada y profesional que esto implica. También es cierto que lo hago desde una posición de privilegio, en cuanto a clase social, acceso al conocimiento y cultura, lo que ha facilitado un camino que para otros será más difícil. Sin embargo, me gustaría decir esto: defina sus prioridades y tome decisiones de acuerdo con ellas. Solo esto permitirá que no se sientan amargadas a medio del camino No hay carrera, académica, judicial u otra, que valga la pena sacrificar la dimensión personal de la vida.

2. ¿Qué función considera que tienen las Cortes Constitucionales en las democracias actuales, tan amenazadas por el populismo?

MC: Los tribunales constitucionales deben asumir su papel central en la defensa intransigente de los derechos fundamentales, la democracia y el pluralismo y la soberanía popular. Creo que muchos de los "desencantados del sistema" sienten que la igualdad, la prosperidad y los derechos prometidos por el constitucionalismo del Estado Social, en la segunda mitad del siglo XX, no les benefició, y ven "el sistema" como alejado de ellos, como ciudadanos, controlado por una élite corrupta y que no rinde cuentas.

No corresponde a los Tribunales Constitucionales diseñar propuestas políticas y políticas públicas concretas para impedir este estado de cosas; creo que lo político debe dejarse a la política. Pero su tarea como “guardias fronterizos” de la Constitución es establecer límites claros y efectivos al desempeño del (los) poder(es) del Estado, reafirmando la vigencia del proyecto de democracia constitucional - especialmente en situaciones de presión y crisis, social y económica, donde las decisiones están condicionadas por complejos escenarios políticos y económicos. Creo que si lo hacen con éxito, sin renunciar a su rol, contribuirán mucho a la preservación de la democracia.

3. Globalmente y, entre otras cosas, agravado por la pandemia, estamos viviendo un retroceso enorme en términos de igualdad. Esta es una de sus áreas de expertise ¿qué reflexión le merece?

MC: La pandemia ha acelerado un proceso de agravamiento de las desigualdades de base (en particular, las desigualdades que tienen que ver con la dimensión de la redistribución de recursos) que se venía desarrollando durante décadas. La digitalización forzada de los ámbitos de la educación, la comunicación con la administración pública, el acceso a la información, etc., agravó también las dificultades derivadas de la desigualdad. Curiosamente, creo que tuvo un solo aspecto positivo: expuso realidades que desde hace mucho tiempo eran conocidas y denunciadas por ciertos sectores políticos y académicos preocupados por los temas de desigualdad, y mostró la necesidad de políticas públicas bien estructuradas y servicios públicos fuertes y conscientes de las necesidades de la población, para afrontar la desigualdad, en situaciones de emergencia como la que vivimos, pero también en periodos de mayor normalidad democrática.

Creo que los tiempos venideros serán decisivos. Es difícil afrontar las crecientes desigualdades, manteniendo una serie de paradigmas del constitucionalismo liberal, que se dan como verdades ontológicas y absolutas. Habrá que pensar en soluciones constitucionales que permitan una mayor participación y compromiso popular, y mecanismos de gestión de los bienes colectivos en una lógica que vaya más allá de la dicotomía público-privado y que asegure su uso basado en principios de igualdad y universalidad.

4. Desde hace tiempo, en el constitucionalismo portugués se desarrolló la figura de omisiones legislativas. ¿Cómo ha evolucionado esta figura en su país y qué aportes tiene para el derecho comparado?

MC: De hecho, la figura de las omisiones legislativas, con reflejo constitucional y con la correspondiente atribución competencial al Tribunal Constitucional, tuvo muy poca relevancia, desde el punto de vista práctico. Hasta la fecha, sólo se han tomado 8 decisiones de este tipo, la última en 2002. Es, por tanto, un caso de estudio sobre cómo una idea que me parece correcta puede encontrar muchas dificultades prácticas en su implementación.

Por otro lado, creo que el constitucionalismo portugués tiene una serie de soluciones originales, que pueden ser de interés en términos de Derecho comparado. Tenemos un sistema de base parlamentaria con elección directa y poderes significativos del jefe de Estado; normas de revisión constitucional que permitieron siete actualizaciones de la Constitución en 45 años; un catálogo abierto y sumamente amplio de derechos fundamentales, que incluye generosos derechos sociales, pero que la jurisprudencia no suele utilizar como fundamento de potenciales inconstitucionalidades, entre otros elementos interesantes.

5. ¿Qué libros ha leído últimamente que pueda recomendar a nuestras lectoras del blog?

MC: Acabo de leer “Girl, Woman, Other” de Bernardine Evaristo, que ganó el premio Man Booker en 2019. Me gustó mucho, es un ejercicio literario original, un mosaico plural e interseccional de experiencias en lo femenino, que muestra la diversidad y riqueza del feminismo.

Ahora estoy terminando "Los Buddenbrooks" de Thomas Mann. Reconozco, por supuesto, su calidad y las razones por las que se considera una obra maestra de la literatura universal. No puedo dejar de notar algo que me desafía: el carácter unidimensional de los personajes femeninos. Tony, una de las protagonistas de la historia, pierde en un momento dado a una bebé muy deseada. Un evento doloroso y que cambia la vida de cualquier mujer está organizado en media docena de párrafos. En un libro que explora la vida interior del ser humano, los anhelos y sentimientos íntimos de cada uno, y eso me llamó la atención. Una de mis abuelas perdió un bebé en una situación similar a la descrita en el libro. A los 89 años, ya en proceso de demencia, era uno de los hechos que más recordaba, con una profunda tristeza.

Este sentimiento de insuficiencia, me llevó a decidir hacer un ejercicio consciente para leer más obras de escritoras mujeres. Ya tengo sobre la mesa “Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado”, de Maya Angelou.

Mariana Canotilho é Professora de Direito Constitucional e Juíza do Tribunal Constitucional português. Licenciada e Mestre em Direito pela Universidade de Coimbra (Portugal) e Doutorada em Direito Constitucional Europeu pela Universidade de Granada (Espanha), foi Assessora do Gabinete do Presidente do Tribunal Constitucional. Os seus interesses de investigação respeitam a matérias como direitos sociais, (des)igualdade, constitucionalismo normativo e constitucionalismo transformador.


1. Sendo uma mulher tão jovem, chegou a Juíza do Tribunal Constitucional português, além de ter uma bem-sucedida carreira académica. Que dificuldades encontrou e que conselhos daria às mulheres que a veem como modelo a seguir?

MC: Nascido de uma revolução democrática que afastou do poder muitos juristas das gerações mais velhas, que haviam apoiado a ditadura, o Tribunal Constitucional português sempre teve um conjunto diversificado de membros, jovens e menos jovens, com diferentes percursos profissionais, experiências e visões do mundo. Não sou a mulher mais jovem alguma vez eleita para exercer estas funções e devo dizer que os meus colegas e antecessores que as desempenharam em fases mais precoces das suas carreiras são exemplos de competência, que desmentem quaisquer insinuações de incapacidade dos mais jovens para ocupar este ou outros lugares de responsabilidade.

Gostaria de louvar o pluralismo da jurisdição constitucional portuguesa e de assinalar a sua importância; a Constituição é de todos, e é fundamental que a sua leitura, feita pelo intérprete, por excelência que é o Tribunal Constitucional, reflita isso mesmo - o pluralismo democrático. É importante que todos os cidadãos possam sentir-se, de alguma forma, representados pelos seus juízes constitucionais, que as várias vozes dissonantes do espaço democrático sejam escutadas nas deliberações, e isso implica assegurar a diversidade dos juízes constitucionais, garantir que o Tribunal tem como juízes homens e mulheres, mais velhos e mais novos, intelectualmente honestos, capazes de trazer o melhor de si para o processo deliberativo que as decisões de constitucionalidade implicam.

Quanto a conselhos, é sempre algo que me parece difícil, quando os percursos das pessoas são tão distintos. É verdade que cheguei a um lugar de responsabilidade sendo ainda jovem, e sendo mulher e mãe, com todas as dificuldades de conciliação entre a vida privada e profissional que isso implica. Também é verdade que o faço desde uma posição de privilégio, em termos de classe social, de acesso ao conhecimento e à cultura, que me facilitou um percurso que para outros será mais difícil. Gostaria, todavia, de dizer isto: definam as vossas prioridades, e façam escolhas de acordo com elas. Só isso permitirá que não tenham uma sensação amarga a meio do caminho. Não há carreira, académica, judicial, ou outra, que valha o sacrifício da dimensão pessoal da vida. 

2. Que função considera que têm os Tribunais Constitucionais nas democracias atuais, tão ameaçadas pelo populismo?

MC: Os Tribunais Constitucionais têm de assumir o seu papel central na defesa intransigente dos direitos fundamentais, da democracia e do pluralismo, e da soberania popular. Creio que muitos dos “desencantados do sistema” sentem que a igualdade, prosperidade e direitos prometidos pelo constitucionalismo do Estado Social, na segunda metade do século XX, não os beneficiaram, e veem “o sistema” como algo distante deles próprios, enquanto cidadãos, controlado por uma elite corrupta e não responsabilizável.

Não cabe aos Tribunais Constitucionais desenhar as propostas políticas e as políticas públicas concretas para obstar a este estado de coisas; creio que se deve deixar à política o que é da política. Mas a sua tarefa de “guardas de fronteira” da Constituição consiste em estabelecer limites claros e efetivos à atuação do(s) poder(es) do Estado, reafirmando a validade do projeto de democracia constitucional – em especial, em situações de pressão e crise, social e económica, em que as decisões são condicionadas por cenários políticos e económicos complexos. Julgo que, se o fizerem de forma lograda, sem abdicar do seu papel, em muito contribuirão para a preservação da democracia. 

3. Globalmente e, entre outras coisas, agravado pela pandemia, estamos a viver um retrocesso enorme em termos de igualdade. É uma das suas áreas de especialização, que reflexão lhe merece?

MC: A pandemia acelerou um processo de agravamento das desigualdades de base (em particular, das desigualdades que têm a ver com a dimensão de redistribuição de recursos) que estava em curso há décadas. A digitalização forçada das esferas da educação, comunicação com a administração pública, acesso à informação, etc, também agravou as dificuldades decorrentes da desigualdade. Curiosamente, creio que teve um único aspeto positivo: pôs a nu realidades que eram há muito conhecidas e denunciadas por certos setores políticos e académicos que se preocupam com questões de desigualdade, e mostrou a necessidade de políticas públicas bem estruturadas e de serviços públicos fortes e conhecedores das necessidades das populações, para fazer face à desigualdade, em situações de emergência como a que vivemos, mas também em períodos de maior normalidade democrática. 

Creio que os próximos tempos serão decisivos. É difícil fazer face às desigualdades crescentes, mantendo uma série de paradigmas do constitucionalismo liberal, que são dados como verdades ontológicas e absolutas. Será necessário pensar soluções constitucionais que permitam uma maior participação e envolvimento popular, e mecanismos de gestão dos bens coletivos numa lógica que ultrapasse a dicotomia público/privado e que assegure a sua utilização com base em princípios de igualdade e universalidade. 

4. Há bastante tempo, no constitucionalismo português desenvolveu-se a figura das omissões legislativas. Como evoluiu, no seu país, e que contribuição tem para o direito comparado?

MC: Na verdade, a figura das omissões legislativas, tendo consagração constitucional e correspondendo a uma competência do Tribunal Constitucional, teve muito pouca relevância, do ponto de vista prático. Só houve, até hoje, 8 decisões desse tipo, a última em 2002. É, por isso, um caso de estudo sobre como uma ideia que me parece acertada pode encontrar tantas dificuldades práticas na sua implementação.

Por outro lado, creio que o constitucionalismo português tem uma série de soluções próprias, que podem ter interesse em termos de direito comparado. Temos um sistema de base parlamentar com eleição direta e poderes significativos do chefe de Estado; regras de revisão constitucional que permitiram sete atualizações da Constituição em 45 anos de vigência; um catálogo aberto e muitíssimo alargado de direitos fundamentais, que inclui generosos direitos sociais, mas que a jurisprudência não costuma mobilizar como fundamento de inconstitucionalidades, entre outros elementos interessantes.

5. Que livros leu ultimamente que possa recomendar às nossas leitoras do blog?

MC: Acabei de ler há pouco o “Girl, Woman, Other”, de Bernardine Evaristo, que ganhou o Man Booker Prize em 2019. Gostei muito, é um exercício literário original, um mosaico plural e interseccional de experiências no feminino, que mostra a diversidade e riqueza do feminismo. 

Estou a terminar agora “Os Buddenbrook”, de Thomas Mann. Reconheço, evidentemente, a sua qualidade e as razões pelas quais é tido como obra-prima da literatura universal. Não posso deixar notar algo que me interpela: a unidimensionalidade das personagens femininas. Tony, uma das protagonistas da história, perde uma filha bebé, muito desejada, a determinado momento. Um acontecimento doloroso e transformador da vida de qualquer mulher é arrumado em meia dúzia de parágrafos. Num livro que explora tanto a vida interior do ser humano, os anseios e sentimentos íntimos de cada um, isso perturbou-me. Uma das minhas avós perdeu um bebé em situação semelhante à descrita no livro. Aos 89 anos, já em processo de demência, era dos acontecimentos que mais recordava, com uma tristeza profunda. 

Este sentimento de inadequação, levou-me a decidir fazer um exercício consciente de ler mais obras de escritoras mulheres. Já tenho em cima da mesa “Sei Porque Canta o Pássaro na Gaiola”, de Maya Angelou.

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