Coincidiendo con el proceso de evaluación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género en el Congreso de los Diputados de España se ha dado a conocer el Informe sobre víctimas mortales de la violencia de género y doméstica en el ámbito de la pareja o expareja relativo al año 2021 elaborado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Un informe que viene realizando el Observatorio de Violencia de Género y Doméstica del CGPJ (antes de 2010, solo doméstica) desde el año 2002 con el objeto de conocer las circunstancias que rodean estos asesinatos y por qué no se había dado respuesta en tiempo y forma a las víctimas desde el Poder Judicial. Para ello, utiliza datos de aquellos casos en los que se ha intervenido en la instrucción de las causas dejando fuera aquellos casos en los que no está clara la relación sentimental entre víctima y victimario, así como aquellos que aún se encuentran en investigación.
En este sentido, 2021 arroja la cifra de 49 mujeres asesinadas, el dato más bajo desde que oficialmente se cuenta con datos en 2003 con 2,37 víctimas por cada millón de mujeres mayores de 15 años, aunque sigue siendo una cifra absolutamente intolerable para una sociedad que se pretende democrática. Esto supone un asesinato machista a la semana, siendo el peor día el domingo y los peores meses junio y diciembre.
En el informe, se caracteriza al agresor como varón de 49,1 años de edad media, y español en 7 de cada 10 casos. Se suicidaron posteriormente en un 28,6% de los casos, fueron detenidos en 4 de cada 10 veces, en 18,4% confesaron el crimen antes de suicidarse y en el 2% se dieron a la fuga. Pero, sin duda, el dato que más debe de preocuparnos es que 1 de cada 4 asesinos contaba con antecedentes por violencia de género con parejas anteriores.
Por su parte, las víctimas fueron mujeres de 44,6 años de edad media, españolas en un 57% de los casos y que, en un 63,3% de ellos, convivía con el agresor, estando casadas en el 42,9% de los supuestos. Han sido asesinadas en sus domicilios, ya señala UNODC que “el lugar más peligroso para las mujeres es el hogar”, y lo fueron por arma blanca. En un 20,4% de los casos había denuncia previa.
Los asesinos machistas dejaron 33 menores de edad huérfanos y huérfanas (cifra que pasa a 73 si se incluye a los mayores de edad), pero también asesinaron a 7 niños y niñas, es lo que se conoce como violencia vicaria, la violencia que se ejerce contra la mujer a través de sus hijos e hijas. Su edad media era de 4,4 años y aunque el método más frecuente suele ser el arma blanca, este año lo fue la asfixia.
Sobre los casos con antecedentes judiciales, el informe analiza 15 casos, señala que en 10 de los 49 asesinatos se habían formulado denuncias previas y que en 5 casos las denuncias eran múltiples siendo presentadas mayoritariamente por la víctima, denunciando violencia física. En 9 de los 15 casos se realizó valoración del riesgo (el tan manido sistema Viogen) y no se percibió riesgo alto en ninguno de ellos. 9 víctimas tenían orden de alejamiento concedida y a una de ellas se le había denegado por no observarse riesgo. Uno de los procedimientos analizado terminó en sobreseimiento.
Este es un somero resumen del citado informe. Datos todo ellos, que deben llevarnos a pensar y repensar cómo desde las políticas públicas, todas ellas, se puede y se debe ayudar a reducir, si no eliminar, la violencia contra las mujeres.
Vivimos momentos complicados para la igualdad entre hombres y mujeres, la maestra Celia Amorós nos enseñó que “conceptualizar es politizar” y la violencia contra las mujeres requiere de una buena conceptualización si quiere ser erradicada. La confusión terminológica, animada por una cierta reacción patriarcal, conduce a ignorar las bases de la violencia de género y, por tanto, a no enfocar correctamente las medidas que contribuyen a erradicar la misma. Pongamos todo de nuestra parte para que este informe pueda decir un día que se trata de una violencia erradicada.