En un artículo anterior, hablábamos de los efectos del conflicto social producido en el Perú en los últimos meses. De hecho, el gobierno de Dina Boluarte se presenta como una continuidad en el debilitamiento del Estado de Derecho y sus mecanismos de rendición de cuentas; una fatiga democrática y constreñimiento a las libertades políticas y civiles; y una desconfianza ciudadana hacia lo público ya que los casos de corrupción no se han detenido, ni han sido resueltos; todo ello expresado en el rechazo mayoritario de la ciudadanía, y en lo que Vergara ha definido como la “barbarie”, o Méndez como “un fascismo del siglo XXI” en el Perú.

En el informe reciente de la Comisión Interamericana de Derechos humanos-CIDH sobre las protestas sociales ocurridas contra el nuevo gobierno de Boluarte, señalaba que existían en el Perú problemas estructurales como la discriminación y la desigualdad hacia los pueblos indígenas y comunidades locales. Esta situación se expresa en un modelo extractivista que no genera extensamente beneficios económicos a estos ciudadanos, sino que, por el contrario, no reconoce sus derechos de participación en la gestión de los recursos naturales, ni asegura sus derechos ambientales al generar conflictos socioambientales y casos de contaminación no solucionados.

Este informe de la CIDH debió permitir una mayor reflexión de como estas protestas sociales pueden ser atendidas con mejoras del modelo extractivo en el Perú, sin embargo, al gobierno y al sector empresarial sólo les produjo un profundo rechazo, acusando a la CIDH de “sesgada”, “de obtuso ideológico”, de “ignorancia audaz” e incluso una obstinación que claramente expresan los problemas de desigualdad y discriminación que vivimos. Esta fase de negación que no propone ningún tipo de dialogo político, sino que demuestra un empecinamiento de continuar con un modelo económico que amerita cambios y mejoras, pareciera que estuviera centrado en preservar privilegios más que entender que para muchos de nuestros compatriotas algo no está funcionando hace mucho tiempo.

Por el contrario, bajo una comparsa mediática en algunos casos y un silencio acrítico en otros, utilizando la narrativa de la recuperación económica y responder a las demandas sociales insatisfechas durante la pandemia, la alianza Legislativo- Ejecutivo viene promoviendo varias reformas legales para controlar distintos organismos constitucionales autónomos e incluso restringir derechos, siendo el mas grave de todos, el sueño trasnochado -conservador de denunciar el Pacto de San José.

En ese mismo proceso de reformas, bajo el objetivo de facilitar la inversión, se pretende incluso atentar contra nuestro patrimonio natural. La plataforma Mongabay ya había alertado de estos cambios legales y el portal Vigilante Amazónico elaboró un cuadro de propuestas de reformas legales que atentarían contra los derechos de los pueblos indígenas y la conservación de los bosques amazónicos si estás se aprobaran. A continuación se presenta un análisis de estas propuestas de reforma:

Cuadro Propuestas legales 2021-2023

Sector a reformar Objetivo declarado Efecto perjudicial identificado
Subsector pequeña minería y minería artesanal (Proyecto de Ley 03634/2022-CR y Proyecto de Ley 2715/2022-CR) Crear un marco legal para la minería de pequeña escala, con institucionalidad y adecuación de las obligaciones ambientales, tributarías, entre otras a un régimen de concesiones prolongado, así como el levantamiento de la suspensión de derechos mineros en Madre de Dios. El segundo proyecto de ley acaba de ser aprobado por el Congreso para suspender la destrucción de maquinaria incautada para realizar operaciones de minería ilegal. Desde hace años se pretende dar un régimen legal único para este sector, primero, ampliando el registro de derechos de este subsector para su formalización (REINFO), cosa que se consiguió con la Ley 31388 hasta el 2024, a la que la sociedad civil crítico, permitiendo operar sin aún contar con una licencia ambiental. Aunado a ello, la no destrucción del equipo incautado por la Policía Nacional en sus operaciones de interdicción contra la minería ilegal en la Amazonia ha sido criticada por la sociedad civil a razón que genera un incentivo pernicioso para su recuperación por parte de estos actores ilegales que han degradado los bosques y ríos amazónicos.
Régimen de protección de pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial (Proyecto de Ley 03518/2022-CR) Otorgar mayor poder decisión a los gobiernos regionales y locales en la creación y gestión de las reservas indígenas para la protección de pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial, así como eliminar la participación de sectores y organizaciones indígenas en el actual modelo de creación y gestión. La finalidad es detener el proceso de creación de reservas indígenas, bajo pretexto de las pocas evidencias que sustenta la creación de reservas. La posición de varios gobiernos regionales amazónicos ha sido contraria a la creación de las reservas indígenas. La sociedad civil y organizaciones indígenas se han pronunciado en contra de este proyecto, así como el propio Ministerio de Cultura.
Sector Forestal: modificar la ley forestal (Proyecto de ley 649/2021-CR y Proyecto de Ley 894/2021-CR).  Suspensión de la zonificación forestal para ordenar los bosques; exclusión del Ministerio del Ambiente MINAM en procedimientos administrativos para determinar el uso de los bosques (zonificación forestal); y eliminación del procedimiento de autorizaciones de cambio de uso en áreas privadas. Debilita la calidad de ente rector del MINAM en la definición del uso de los bosques; limita las garantías técnicas que definen el uso de los bosques y cómo conservarlos; legaliza la deforestación de los bosques. Ha tenido pronunciamientos en contra, incluso desde el MINAMMIDAGRI.
Sector Infraestructura (Proyecto de Ley 04642/2022-CR) Recomponer la autoridad nacional de infraestructura con la finalidad de promover inversiones públicas y privadas en el sector, especialmente por los desastres ocurridos el 2017 y la inoperancia de haber construido obras de gestión de desastres en todos estos años. Desarrollo del proyecto sin una previa certificación ambiental; reducción de plazos para evaluación ambiental; y silencio positivo administrativo para la autorización del desbosque y licencias de uso de aguas, generando potenciales impactos ambientales y sociales, tal como vienen ocurriendo con las facilidades actuales.
Áreas Naturales Protegidas (Propuesta de modificación de la Ley de Áreas Naturales Protegidas) Propuesta legal enviada por el MINEM al MINAM para opinar sobre cambios legales en el sistema de áreas protegidas: permitir actividades extractivas en todas las áreas; supeditar decisiones de gestión a la aprobación del sector extractivo; y predominio sobre derechos expectaticios o áreas de promoción sobre el ordenamiento de las áreas protegidas. Ya el MINAM se ha pronunciado sobre la inviabilidad de la propuesta. No es una propuesta reciente intentar estos cambios, pues ya hubo hace 15 años un intento similar, sin embargo, esta propuesta debe analizarse no solo por sus inconsistencias jurídicas, sino también por sus incongruencias desde el punto de vista social, económica, política. Una de ellas es el compromiso asumido por el Perú para conservar bosques en el marco del cambio climático. Ya la sociedad civil se está pronunciado al respecto.

Fuente: elaboración propia

No podemos dejar de mencionar el Decreto Legislativo que establece medidas en materia de inversión pública y de contratación pública que coadyuven al impulso de la reactivación económica (Decreto Legislativo 1553) que intenta facilitar las inversiones públicas, sin establecer garantías para el cumplimiento de las obligaciones emanadas de la evaluación ambiental.

No es que estemos a una visión integral con respecto a la promoción de las inversiones y el tratamiento de los recursos naturales. No hay una estrategia clara, sino una carrera de cambios legales donde distintas elites económicas y políticas están gestionando intereses privados y que no aseguran el beneficio a toda la comunidad. Al menos, su discurso pretende moverse en ese terreno, pero la evidencia técnica no. Es posible que los riesgos ambientales sigan creciendo, tal como hemos visto en los últimos años.

Estas reformas terminan siendo la evidencia que le exigían a la CIDH en su informe con respecto al mal llamado “modelo extractivista” y sus efectos negativos. Cada una de estas propuestas legales pretende hacer cambios bajo el hilo conductor de facilitar la inversión, ergo traerá más riqueza, cuestión que no es así de mecánica dicha relación, pues si bien el Perú ha crecido, no ha podido asegurar que dicho crecimiento sea más inclusivo, más equitativo, más sostenible para todos.

Finalmente, Barrenechea y Vergara señalan en un reciente artículo que la democracia no solo se ve amenazada por la concentración de poder, sino también por su dilución y un ejemplo es el Perú. Pero ¿acaso no estamos ante una recuperación de la concentración del poder democrático en el Perú? ¿No hubo una correcta sucesión constitucional? ¿Acaso el poder legislativo y ejecutivo cooperan amable e incluso complacientemente? Pues no, ya que esta concentración de poder no significa devolver el poder diluido a los ciudadanos, sino a una cleptocracia interesada en beneficiarse ella bajo el discurso de una recuperación democrática, de la meritocracia y lucha contra la corrupción y el brindar mejores servicios públicos, pero el modelo político y régimen económico, no han cambiado en lo sustantivo, tan solo para que menos libertades, menos participación y menos garantías para la sostenibilidad de la comunidad política los beneficien en la forma de hacer negocios en que están acostumbrados en las últimas décadas.

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